Funcionalización del Grafeno
Transformando Propiedades para Aplicaciones Innovadoras
El grafeno es una nanoestructura de carbono en forma de lámina y con propiedades multifuncionales que, aunque suele ser químicamente inerte, bajo ciertas condiciones y gracias a su extensa superficie de área, puede interactuar con otras moléculas o partículas para generar una gran diversidad de derivados con características particulares como las que se comentará más adelante.
Químicamente inerte: que no es capaz de reaccionar o es inactivo
Las interacciones que el grafeno puede tener también reciben el nombre de funcionalizaciones o dopajes, que no son más que modificaciones químicas con el objetivo de dar al grafeno nuevas propiedades o “funciones” como, por ejemplo, para volverlo hidrofílico, ya que como es bien sabido, el grafeno es un material en esencia hidrofóbico y, en consecuencia, difícil de manipular. De esta cualidad surge probablemente la funcionalización más común a partir del anclaje de grupos oxigenados hidroxilo, epoxi, carbonilo y carboxilo a lo largo de toda su estructura de carbono que da origen a su variante más conocida, la cual recibe el nombre de: Óxido de Grafeno (GO, por sus siglas en inglés).
“La funcionalización del grafeno cambia la química de la superficie, como la carga y la hidrofobicidad”
Funcionalización covalente y no covalente
Las funcionalizaciones que se le pueden hacer al grafeno son del tipo covalente y no covalente. La primera se refiere a la formación de fuertes enlaces químicos con otras partículas o moléculas que cambian la estructura y la hibridación de sus átomos de carbono. Este tipo de funcionalización permite un mejor control del proceso en comparación con la funcionalización no covalente (fuerza de van der Waals, interacciones electrostáticas, puentes de hidrogeno o apilamiento π-π) que no altera su estructura química, ya que las partículas o moléculas se adsorben a su superficie de una manera más débil y reversible.
“La funcionalización química del grafeno es una herramienta importante para su introducción en el mundo de las aplicaciones”
Como se mencionó anteriormente, la funcionalización más conocida del grafeno es el óxido de grafeno, también encontrado en la literatura bajo el nombre de óxido de grafito o grafeno oxidado. Esta variante se define como una única monocapa grafítica funcionalizada covalentemente con grupos hidroxilo y epoxi por encima y por debajo de cada lámina de grafeno, así como con grupos carbonilo y carboxilo generalmente en sus bordes.
Estas modificaciones en la estructura del grafeno tienen distintas ventajas, por un lado, ayudan a su mejor dispersión en medios acuosos, evitan su re- aglomeración, le dan más sitios de interacción para funcionalizaciones adicionales o bien, facilitan su incorporación con los materiales tridimensionales (p.ej. polímeros) y, finalmente, permiten una mayor escala de producción tanto del GO como del grafeno propiamente dicho. Esto se debe a que los grupos oxigenados anclados a la superficie del GO pueden ser removidos por métodos químicos, electroquímicos o térmicos que reestablecen parcialmente la estructura del grafeno y, por lo tanto, el GO puede ser utilizado como un material precursor.
Esto último es importante porque una de las razones por las cuales existen pocas aplicaciones con grafeno en el mercado, es que los métodos comunes de producción tienen rendimientos bajos o insuficientes para un uso industrial.
A continuación, se mencionan algunos ejemplos de las funcionalizaciones no relacionadas entre sí, pero que se pueden hacer al grafeno y sus derivados para distintas aplicaciones.
Funcionalización del grafeno con polímeros
Para la correcta funcionalización del grafeno es fundamental que se formen enlaces fuertes entre los átomos de carbono del grafeno y los polímeros mediante funcionalizaciones covalentes. Sin embargo, esta es una tarea compleja ya que el grafeno consta solo de carbono y carece de grupos funcionales para poderse conjugar. Por esta razón, el GO y rGO son los principales precursores para la funcionalización del grafeno con polímeros mediante enlaces no covalentes.
Un primer ejemplo es la funcionalización directa del GO por apilamiento π–π durante los procesos de extrusión de los polímeros en donde las altas temperaturas y fuertes fuerzas de corte fracturan los agregados y permiten a las cadenas poliméricas difundirse en los espacios de las láminas del GO para poder integrarse correctamente y de esta manera el GO puede transferir al polímero sus propiedades, principalmente mecánicas.
Sin embargo, el GO también puede funcionalizarse con otras estructuras como quitosano para integrarse en polímeros como el polivinilpropileno (PVP) y el alcohol polivinílico (PVA) o bien, la funcionalización directa de GO con polimetilmetacrilato (PMMA) o con polietilenglicog (PEG) para su uso en bioaplicaciones.
Otro ejemplo de funcionalización del GO es con polianilina, el cual es un polímero conductor con la finalidad de crear materiales para electrodos con un mejor rendimiento electroquímico y de mayor estabilidad a largo plazo; lo mismo ocurre con la funcionalización con compuestos a base de polipirrol para mejorar las capacidades de almacenamiento de energía. Asimismo, se puede funcionalizar con nanopartículas metálicas como el cobre o la plata para aumentar su conductividad eléctrica en recubrimientos conductores o tintas.
Funcionalización del grafeno para aplicaciones biomédicas
La estabilidad en dispersión del grafeno es un requisito esencial para el éxito en todas las aplicaciones, por esta razón el GO es la variante más utilizada. Las funcionalizaciones adicionales que pueden hacerse a través de los mencionados grupos oxigenados presentes a lo largo de toda su superficie no solo favorecen la dispersión del grafeno en agua, sino que también aumentan su biocompatibilidad y seguridad. Además, su extensa superficie de área, incluyendo las zonas hidrofóbicas propias del grafeno, permite la adsorción de moléculas orgánicas, DNA, RNA, proteínas, iones o polímeros mediante interacciones no covalentes (apilamiento π-π, puentes de hidrógeno e interacciones electrostáticas) para distintas aplicaciones médicas como por ejemplo, el diseño de plataformas biocatalíticas mediante la funcionalización con nanopartículas de oro para uso en biosensores de diagnóstico y/o seguimiento de enfermedades; con pigmentos fluorescentes para imagenología; nanopartículas de plata para fines antimicrobianos o con polímeros como el polietilenglicol para el anclaje y transporte de fármacos.
Funcionalización del grafeno para la fabricación de dispositivos fotovoltaicos
Las propiedades del grafeno que lo postularon como fuerte candidato para la optimización de dispositivos fotovoltaicos son su ligereza, transparencia, gran superficie de área, y ausencia de la banda prohibida debido a su alta movilidad y conductividad eléctrica a temperatura ambiente.
Banda prohibida: barrera de energía que los electrones deben superar para circular como corriente eléctrica.
A lo largo de los años se ha estudiado el desempeño del grafeno tanto en capas interfaciales, capas activas y como electrodos conductores transparentes; la incorporación de grafeno en las celdas solares de silicio puede aumentar su eficiencia de conversión de energía solar en electricidad en un 20%; en las celdas solares de grafeno con perovskita se ha encontrado mayor densidad de corriente y eficiencia superior al 80%. Para el caso de las celdas solares sensibilizadas con pigmentos en las que se ha utilizado óxido de grafeno funcionalizado con dióxido de titanio (TiO2) se ha observado un efecto plasmónico que demuestra mejor eficiencia en cuanto a captación de luz y transporte de carga.
Otros ejemplos de las funcionalizaciones probadas en el grafeno son el poli (3-hexiltiofeno) (P3HT), nanopartículas de oro y poli (3,4-etilendioxitiofeno): poli (ácido estireno sulfónico), bis(trifluorometanosulfonil)amida y metales como el cobre.
Funcionalización del grafeno para la fabricación de lubricantes
En los aceites sintéticos tradicionales suelen utilizarse algunos aditivos con nanopartículas para reducir la pérdida de energía y el desgaste. Esto se justifica por la capacidad que tienen para crear películas protectoras entre las interfaces de contacto de las superficies rugosas para disminuir la fricción y el desgaste. Sin embargo, una de las limitantes para su uso en aceites lubricantes especialmente en aquellos de baja viscosidad, es la poca estabilidad que las nanopartículas pueden llegar a presentar.
La eficiencia tribológica o lubricante del grafeno tiene origen en su gran resistencia mecánica, su estructura plana, delgada y con débiles enlaces entre sus láminas, en su alta estabilidad térmica y, finalmente, en la tan mencionada extensa área superficial. No obstante, y como en muchas otras aplicaciones, se tiene documentado que el dopaje del grafeno con nitrógeno, fosforo, azufre, boro y fluor; con grupos alquilo como la octadecilamina, el octadeciltriclorosilano y octadeciltrietilano o con modificaciones con aminas como alquilaminas mejoran aún más sus propiedades tribológicas. Asimismo, la funcionalización con polímeros también ha demostrado buenos resultados no solo tribológicos, sino también en cuanto a dispersabilidad y la estabilidad, p. ej., con el difluoruro de polivinilideno (PVDF), el politetrafluoroetileno (PTFE), el poli (éter-éter -ketona) y polietilenimina. Aunque otras investigaciones también han reportado funcionalizaciones del grafeno con octadecilamina para otros fines como la biodegradabilidad de los lubricantes, por mencionar algunas.
Con lo anterior solo se describen algunos ejemplos de las incontables funcionalizaciones que se pueden hacer al grafeno para incursionar en aplicaciones específicas ya que en muchas ocasiones no es suficiente la presencia del grafeno dentro de un material o mezcla para generar un efecto notable. Afortunadamente es tan amplio su campo de acción que, sabiendo sintetizarlo y utilizarlo es posible lograr resultados asombrosos.
Redacción: EF/DHS
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